martes, 5 de octubre de 2010

LOS BASTONES Y EL PIOLET EN LA MONTAÑA

MIÉRCOLES 25 DE AGOSTO DE 2010


LOS BASTONES Y EL PIOLET EN LA MONTAÑA


El uso del bastón en el monte procede, seguramente, de los más ancestrales tiempos del hombre cazador y recolector.
Posiblemente fuera su primera herramienta. Sencilla y fácil de obtener en cualquier ambiente algo forestado.
Con él excavaba para recolectar bulbos y capturar insectos, reptiles o mamíferos, en esa amplia gama de alimentos del hombre recolector. Y entre otros usos, que a poco que pensáramos podríamos adivinar, estaba uno muy importante, el de la defensa, contra las fieras e incluso entre otras especies de homínidos.

Pero pronto alguien me habrá apuntado:
- ¡Y para apoyarse¡

Claro está. Para apoyarse por terrenos escabrosos y peligrosos, para mayores con molestias achacosas o que simplemente comienzan a perder, como es natural, el sentido del equilibrio; para individuos lesionados, deformes o mujeres en avanzado estado de gestación.

Pronto nos viene a la mente la imagen del clásico peregrino cargado con su modesto, largo, curvado y contundente bordón; posiblemente a falta de otra arma más amanosa por su elevado precio.
No podemos dejar de reconocer la eficacia para defenderse de los perros, o de oportunistas asaltadores de caminos, con unas sencillas clases defensivas o agresivas de esgrima con el bordón.
Pero el cayado sigue siendo, para el pastor, una herramienta útil para capturar sus reses, por las patas o por el cuello, según la curvatura que disponga.
También el báculo, un lujoso y pesado cayado, repleto de joyas, lo utilizan aún los sumos sacerdotes de algunas religiones, en pavoneantes rituales, y que supongo, no deben ser muy imprescindibles en sus cortos paseos, por muy grandes que sean los templos.



Ha sido y sigue siendo muy tradicional en Navarra y toda la cornisa cantábrica el llevar una vara como apoyo en cuanto se sale al monte por fácil que sea el camino. Viendo la destroza que esta costumbre provoca en la masa forestal por los numerosos aficionados a la montaña que hoy día tenemos, últimamente se han visto obligados, con gran acierto, en facilitarles a los aficionados estas herramientas para que luego las devuelvan y de esta forma otros visitantes puedan usarlas nuevamente, sin necesidad de repetir la agresión a tan maravillosa vegetación.
De todas formas, esta necesidad perentoria en estas tierras, siempre me ha formulado una incógnita; cual es su imprescindible uso. Yo creo que debe ser como arma para las fieras. Si, si.
¿No se ría, que allí, por suerte, aún podemos encontrarnos con lobos y osos? No va a ser para apartar las babosas y caracoles del camino. ¿No?

Pero la imagen más clásica que incluso hoy día podemos ver del bastón, es la del uso de un personalizado bastón con empuñadura cómoda para descargar el peso en la mano, para defenderse o sencillamente como objeto decorativo, como complemento personal más o menos lujoso. También nos puede aparecer el recuerdo de aquel bastón que ocultaba en su interior un arma más contundente, la afilada hoja de un florete, o ese licor tan apreciado por su pícaro dueño.

En el campo deportivo de montaña, observaremos el equipamiento en las excelentes ilustraciones a plumilla o con antiguas fotografías, que enriquecen los viejos libros de las primeras y míticas ascensiones a los Alpes.
Estos pioneros, posaban con largos bordones que les facilitaba el paso por los abruptos glaciares y en especial para tantear la resistencia de los puentes de nieve sobre las tenebrosas grietas.
Con la experiencia se les aplicó unas eficaces herramientas en sus extremos, el regatón y el pico o gancho, que poco a poco originó el tan apreciado piolet.

Con la práctica, se fue reduciendo el tamaño, hasta que se dejó en la longitud de un clásico bastón pero con múltiples utilidades.
Hoy día, la especialización de algunos alpinistas, acróbatas de la escaladas en hielo, ha obligado a crear unos piolets muy técnicos, con puntas regulables para superar tan escalofriantes obstáculos, pero inútiles en el apoyo y equilibrado del montañero durante recorridos normales por los neveros al ser muy cortos, e incluso para asegurar con ellos en nieves poco compactas y profundas.
La comprensible inclinación a reducir el peso de nuestro bagaje, provoca una tendencia a elegir piolets más cortos. Estos, aunque más manejables y en ciertos casos también más eficaces en fuertes pendientes, dejan mucho que desear en los neveros menos empinados, pero también peligrosos. Por ello algunos montañeros, con lógica prudencia, recurren a los bastones en las pendientes más suaves pero de hecho inestables.
¡Atención! El uso correcto del piolet requiere de una imprescindible técnica y prácticas para que nos sea útil, no es solo un bastón de apoyo o decorativo, es algo más. Sin conocer su técnica nos será imposible detener una caída por un nevero.
Según mis observaciones, un gran porcentaje de montañeros equipado con piolets desconocen su uso pretendiendo improvisar.
Es imprescindible realizar unas prácticas, para que su manejo nos resulte instintivo, pues durante el rápido e inesperado momento de la caída nos será imposible pensar en su manejo (Y si no, que se lo pregunten a la Escupidera de Monte Perdido).


Uso del piolet
Pero ahora hablaremos de los bastones para la nieve, el del esquiador, el bastón especializado para el apoyo.
La historia del esquí comenzó con un largo palo que lo usado como la percha de los albuferencs en la Albufera de Valencia.
Pronto comprendieron que era más sencillo y útil emplear dos y más cortos, terminados también con sendos aros que controlaban su penetración en la nieve.
El uso correcto del bastón facilita al esquiador un treinta por ciento en el esfuerzo para el giro, marcando el lugar preciso para este y creando un ritmo muy necesario en ciertos tipos de nieve.
Se producen unas evoluciones en cuanto materiales y longitudes que se adaptan a la técnica y la especialidad del tipo de esquí: los de fondo muy largos y los de esquí alpino más cortos.

En las duras expediciones a los Himalayas se equipa a los expedicionarios, principalmente a los sufridos sherpas, con estos bastones de esquí para mantener mejor el equilibrio por las enormes cargas que transportan, tanto en pendientes de tierra, roca, o nieve; resultando auténticamente útiles.

Con la evolución del alpinismo y su extraordinaria expansión, muchos deportistas optan por reducir el bagaje y realizan las mismas ascensiones históricas, incluso sin ayuda alguna hasta sus campamentos de ataque, y es cuando aparece la figura del profesional afamado y gran alpinista con sus geniales, útiles bastones plegables de apoyo.

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Después de este modesto repaso en los usos del bastón por nuestra historia, quiero centrarme en algo que últimamente estoy observando en mis andanzas por la montaña.
innumerables “montañeros” van equipados con los citados bastones plegables, imitando a estos afamados alpinistas. Parece que se han puesto de moda para gozo de las tiendas deportivas.

Pero hay algo que no comprendo; el uso que se les da por los deportistas jóvenes y completamente sanos.
Voy a poneros un ejemplo.

El ya pasado Julio del 2004 visité, con Luis, mi actual compañero de aventuras, uno de esos lugares magníficos de nuestras montañas: El Parque Nacional de Ordesa.
Habíamos subido para realizar un reportaje fotográfico y vídeo de la flora y fauna del parque y en especial la alpina estampa de Monte Perdido y su glaciar, visto desde la Cumbre del Cilindro.
Equipados con los pertrechos necesarios para cuatro días: tienda, comida, ropa, un elemental material de escala consistente en cuerda, arnés y un artilugio para descenso, crampones y piolet, rematábamos el equipo con un completo material fotográfico de varios cuerpos, flash y objetivos; cámara de vídeo con trípode y todo; en resumen, un buen mochilón, ascendimos por la empinada Senda de Cazadores. Pronto comprendimos que debíamos ser unos bichos muy raros, por que la gente, equipada con bastones, nos miraba algo extrañados.
Al principio pensamos que se asustaban de nuestra notable carga; pero en verdad casi siempre había llevado en mis incursiones por Pirineos o Alpes semejante mochila, desde los años sesenta, y a pocas personas del “gremio” jamás les llamó la atención.
Seguimos nuestro periplo por aquellos montes y no dejamos de observar numerosos caminantes que equipados con estos bastones andaban por los llanos de Cazadores y por los de Soaso apoyándose en ellos como si estuvieran lisiados. La verdad es que nos parecían muy sanos.
Aquello se repitió tanto a la subida a Goriz como cuatro días después en nuestro regreso.
Muchachos fuertes como castillos, equipados con minúsculas mochilas, se apoyaban en ellos de forma contundente, o más bien con rabia, como si odiaran la senda, agrediéndola con profundas punzadas que aseguraban la destrucción de la sumisa y empecinada hierba en sus raíces, aumentando la erosión. Parecían andar a cuatro patas; pero eso sí, con mucho ritmo.
Otros, que comenzaban a darse cuenta de la inutilidad de los bastones, con los brazos algo agotados, los llevaban de mala forma, sin saber que hacer con ellos, sin atreverse a plegarlos y sujetarlos en uno de los costados en la mochila, esperando usarlos en situaciones más acertadas. Posiblemente debían temer que su imagen del perfecto montañero de hoy día pudiera desaparecer.
Por el contrario, si que me alegré al ver a una muchacha embarazada y varias personas mayores equipados con uno o dos de estos ligeros, prácticos y cómodos bastones que aseguraban y facilitaban su progresión.
Bastones bien usados

Parece ignorarse, que este uso como apoyo innecesario de los bastones, disminuye el sentido del equilibrio completamente necesario para los seres bípedos y en especial aquellos que transitamos por terrenos escabrosos y no muy sólidos. Este fundamental sentido para el montañero, debe ser ejercitando constantemente para poder disponer de él en su máxima plenitud en todo momento.

La diferencia de un experto y capacitado montañero con las otras personas, poco acostumbradas a desenvolverse por terrenos escabrosos, es precisamente su agilidad para mover los pies sobre los repentinos obstáculos, y su gran sentido del equilibrio, con o sin mochila; manteniendo libres las manos para usarlas como apoyo, agarre en las trepas o equilibradores en justificados momentos.

Tampoco me vale que se usen para prevenir en un futuro desgaste de rodilla en personas completamente sanas. Para eso lo mejor es quedarse en casa.
Y lo de las posibles lesiones de columna por mala posición, se resuelve con una mochila técnica bien acoplada y la carga correctamente distribuida.

Desde mi más tierna infancia y aún hoy día, con mis pasados 60 años, la montaña sigue atrayéndome enormemente. Prácticamente realizo en ella la mayoría de especialidades deportivas, de una forma modesta, sin buscar la competición, el aplauso o la medalla, y les diré que hasta la fecha no he necesitado, por suerte, el uso de los bastones nada más que para esquiar, y sigo con las manos libres para otros menesteres.

Posiblemente, dentro de poco, con la degradación física que conlleva la vejez y las secuelas que aparecen ahora de un viejo accidente, mi cuerpo necesite de un buen apoyo, pero nunca para seguir las modas o imitar erróneamente a los famosos: me gusta razonar.

¡Tantos miles de años para conseguir ser homínidos erguidos, y de repente, por una moda, andamos a cuatro patas!

NOTA:

Ex miembro del GRUPO NACIONAL DE ALTA MONTAÑA, mi inclinación por divulgar lo que más me ha gustado, me hizo entrar en la ESCUELA ESPAÑOLA DE ALTA MONTAÑA y lo mismo en la ESCUELA ESPAÑOLA DE ESQUÍ.

En 1980 el CLUB ESQUI VALENCIA me nombra director técnico su numerosa ESCUELA, en la que actualmente sigo ejerciendo mi labor que combino con mi gran afición como fotógrafo de naturaleza por esos montes.
Creo que se estar en la MONTAÑA; ha sido mi vida.
Valencia Julio del 2008
Manolo Ambou Terradez

TERCERA ETAPA DE LA SENDA DEL GALLIPATO.




Como responsable junto al amigo Miguel Garbelles, del marcado del tercer tramo de la senda del Gallipato, voy a contaros lo que hicimos esa mañana del sábado día 22 de Mayo.

Después de pasar lista en el polideportivo, y distribuir los grupos, Miguel y yo cogimos la pintura y los pinceles y junto con los jóvenes que nos asignaron nos desplazamos con tres coches hasta La Pedrosa. Allí mi guía, ya les dio la primera explicación del día, comentándoles que estábamos en la llamada Balsa de La Pedrosa. 



Yo traté de situarlos, diciéndoles que nos encontrábamos en las estribaciones de la Sierra Calderona (la desconocían todos), eran de comarcas lejanas de la nuestra. Nos ponemos en marcha hacia el Barranco de San Antón, los alumnos ya empiezan a comentar que es un paisaje muy bonito, en plena bajada Miguel les comenta las hierbas que vamos encontrando a nuestro paso(la mayoría no las conocían). Llegamos a la clocha de Rivas y mi compañero de ruta les explica todo sobre el tema de las casetas y tierras de cultivo que se van abandonando.

Hay momentos donde tenemos que ir sorteando los pinos caídos como consecuencia de una tormenta que hubo en esa zona bastante fuerte. Aparecen unos excrementos en la senda bastante frescos, Miguel les dice que son de zorra (otra novedad para ellos). Comenzamos la ascensión hacia el navajo del Poderoso, donde realizamos la parada para almorzar y reponer fuerzas. Eran muy respetuosos con la flora que íbamos viendo, decían, si uno de nosotros la coge, el que venga detrás ya no la verá.



En la plantación de viña de Pepe Peña, vemos un tractor que se acerca hacia nosotros, con la sorpresa que al llegar a nuestra altura, me gira la cara(en mi vida he tenido una conversación ni seria, ni ligera, con esa persona), los alumnos, que no son tontos se dan cuenta, que sorpresas te da la vida, la única muestra de civilización que vemos en toda la mañana y ni un saludo de cortesía, no hay que darle importancia pero te sabe mal, seguramente le molestó mi presencia por esos parajes, pues anda que no me vas a tener que aguantar. De allí nos vamos en busca del corral de los Loncios, adonde llegamos dando un pequeño rodeo, descansamos cinco minutos en el aljibe y de allí nos dirigimos hacia el Collado Herrero.

El grupo se va estirando, el sol va subiendo y ya empieza a calentar. Les digo que se cambien el bote y pincel de manos, así cada quinientos metros se va haciendo más llevadero el marcado. Aparece delante de nuestra vista el campo de placas solares, lo vamos bordeando para dirigirnos hacia la vereda que nos llevará hasta el Corral Blanco, y de allí a la Tejería y ya vemos que aparece Abel en La Balsilla con su coche para recogernos y llevarnos a por los coches a La Pedrosa, quedándose Miguel con el resto del grupo para conducirlos hasta el pueblo, donde quedamos en vernos todos en la plaza de Florentina Mañes.


Aquí terminó nuestra parte de la misión que teníamos asignada. El profesor Vicente dio las normas y horarios a seguir y nosotros nos fuimos a la charla de la casa de la cultura, donde todavía tuvimos tiempo de escuchar a los conferenciantes y departir un rato con ellos.

Espero este resumen (aunque un poco tarde), haya sido entretenido. La verdad que Miguel y yo lo pasamos genial con nuestros compañeros los estudiantes/as. Además de disfrutar de la naturaleza, pasar una mañana andando, tuvimos la suerte de enseñar el término y parte de nuestro patrimonio a los visitantes.



SERAFIN MARTINEZ MARZ.

ACLA.Marca Senderos

MIÉRCOLES 26 DE MAYO DE 2010

OTRO AÑO MAS LA UNIVERSIDAD DE VALENCIA MARCA SENDEROS EN ALCUBLAS, EN COLABORACIÓN CON A.C.L.A.



El año pasado el día 16 de Mayo, nos acompañaron estudiantes de la Universidad de Valencia, a marcar senderos, disfrutar y contemplar nuestro termino, bien suponemos que tanto a los estudiantes como a sus profesores, les debió de gustar pues este año, el día 22 sábado allí estaban en el Polideportivo de Alcublas, pasando lista y dispuestos a disfrutar de otra buena caminata.
Eran 34 jóvenes estudiantes dispuestos a pasar un día bañándose de NATURALEZA, que de eso si que tenemos mucho en Alcublas.
Después de pasar lista, porque es una actividad universitaria y de que nuestra compañera Alicia, se hinchara a hacer fotos, nos dividimos en grupos para abarcar más.
El grupo que guiaba Miguel y Serafín, se fueron para la Pedrosa, a pintar el III tramo de la Ruta del Gallipato.
El segundo grupo, fue más novedoso, pues se pinto un sendero Local, blanco y verde, estaba guiado por Charo, Marga, Paula y Abel.
El tercer grupo salimos andando, acompañando un trecho hasta el corral Blanco al segundo grupo, nosotros íbamos a marcar parte del IV tramo de la Ruta del Gallipato, los guías éramos Vicente, Jorge, José Luís y Rafa.
El primer grupo hicieron el siguiente recorrido Balsa de la Pedrosa, Barranco de San Antón, Navajo del Poderoso, Hoyas Civeras, Corral de los LonciosCollao Herrero, Tejería y Balsilla, donde les estaban esperando para ir a recoger los coches a la balsa de la Pedrosa y así retornar al pueblo y disfrutar de el.




El segundo grupo, que pintaba el Sendero Local, partió del puente de la Ramblilla, Ermita de Santa Lucía, Corral Blanco, los Casales, el Codadillo, en el que estuvieron visitando la calera, que hemos recuperado ACLA, siguieron bajando hacia el pueblo hasta la ermita de Santa Lucía, para acabar en el puente de la Ramblilla, donde los miembros de ACLA, fueron a buscar a los del primer grupo a la Balsilla y los estudiantes a disfrutar del pueblo.


El tercer grupo acompañamos al segundo, por ser el camino coincidente, hasta el corral Blanco, donde tomamos el camino hacia la Tejería y la Balsilla. Una vez en ella valoramos que estábamos cerca de los Refugios y era una pena, aunque nos retrasase la marcha, el que los estudiantes no los conocieran y hacia ellos que nos fuimos, disfrutando enormemente de la visita a los mismos, como ya se habían hecho las 10.30 era hora de almorzar.


Cuando acabamos de almorzar, nos despedimos de las personas que iban al acto que se celebraba en los Refugios, que ya empezaban a llenar el entorno de los refugios.
Volvimos a la Balsilla e iniciamos el recorrido del IV Tramo de la Ruta de los Gallipatos, partimos hacia el Carrascal, nos detuvimos en su navajo y le explicamos a los jóvenes universitarios, la realización del mismo por la Sociedad de Cazadores de Alcublas, para que la caza pueda beber.


Cuando les comentábamos a los estudiantes el nombre de la Ruta que estábamos marcando, se interesaron mucho por el personaje principal el Gallipato, que si querían verlo, que si querían saber cosas de el, claro, se lo explicamos.


Llegamos a la Balsa Silvestre y venga mirar si salían Gallipatos, claro ni era hora, para poder verlos, ni de broma.
Continuamos hacia el corral de los Silvinos/Tiesos, donde les explicamos las rodadas (Carrilas), que dejan los carros de la Nieve, continuamos por el PR-105 hacia las Cañadillas, donde en su calera, explicamos la función de la Cal y de los hornos de cal (Caleras), las fuerzas ya empezaban a escasear y en la glorieta de Santa Bárbara, nos sentamos a intercambiar opiniones y preguntas.
Después de un corto receso, dimos por acabado el recorrido, los chavales hasta las tres de la tarde que tenían que firmar, su asistencia, que por cierto lo hicieron en la cumbre de los Molinos, se fueron a callejear por el pueblo.
Nosotros aun llegamos a ver terminar el acto de la Casa de la Cultura.


Mañana más.


Visita a la cueva del Cementerio de Sacañet

MIÉRCOLES 3 DE MARZO DE 2010




El viernes 26 subía con la Chelvana, hacia el pueblo y mi móvil sonó varias veces eran gente de Gestalgar y Villar, que se unían a nuestra excursión del domingo 28, dos compañeros, tuvieron la amabilidad, de venir a recogerme a la llegada de la Chelvana, como antaño, que tiempos aquellos que una de las pocas distracciones que teníamos era ir ver llegar la Chelvana.

Mas tarde estábamos cenando Miguel y yo, y aun recibimos otra llamada desde Quart de Poblet, mas incorporaciones.

El Domingo llegue a la plaza de San Agustín y poco a poco, fueron llegando los alegres excursionistas, a los ya mencionados anteriormente, se añadieron socios y habitantes del barrio, siempre tan entusiastas.

A 9.15 horas, después de la foto de costumbre, emprendimos el camino hacia Sacañet.

Dejamos la plaza e iniciamos el camino por la calle Larga, avenida de Altura, para dar a la carretera, rumbo a la Solana, el día no estaba excesivamente claro, pero era bueno para andar.

Cuando estábamos por las Cañadillas, volvió a sonar mi móvil, eran dos que se habían rezagado y nos pedían un sitio para encontrarnos, quedamos en encontrarnos arriba de la Balsa Silvestre, ya estábamos todos, éramos 31.



Después de una breve explicación de las Carrilas, iniciamos el ascenso a la Solana, el cielo estaba claro y despejado, pues hacia una leve brisa, se veía el puerto de Valencia, la Albufera, como un espejo, la montaña de Cullera e incluso divisábamos el Montgo.

El grupo se iba estirando, cada uno iba como podía, un poco antes de coronar la Solana, nos sentamos a almorzar, la vista era inigualable, el pueblo, la balsa Silvestre, los Molinos, todo se apreciaba con una gran nitidez.


Proseguimos y al poco de coronar la montaña, nos desviamos para contemplar los restos de un impresionante ventisquero, hoy devorado por la sabía naturaleza, un poco mas abajo en cruce que va a la cueva Sabuquera, por el barranco de Lucia, aunque en Sacañet lo llaman de otra manera, y la izquierda hacia Sacañet, paramos un momento a ver el ventisquero, que ACLA a bautizado con “Ventisquero del Camino de la Nieve”.


Retomamos el camino y llegamos a la balsa de Guillamón, donde los niños, que valientes, disfrutaron buscando “monjas y frailes”, ahora el camino ya era rocha abajo y las conversaciones se hacían mas distendidas, unos adelantaban, otros se atrasaban y así nos fuimos acercando a nuestro destino la cueva de el Cementerio.


Nos estaban esperando unos compañeros con las llaves, para abrirnos el acceso a la cueva. La Cueva o Sima del Cementerio, tendrá una profundidad de unos 25 o 30 metros, el Ayuntamiento ha efectuado una limpieza bastante fuerte por su entorno y ha facilitado el descenso, mediante una unos escalones de cemento.


La cueva tiene una sala grande, cuyos inquilinos son una colonia de murciélagos, los cuales se asuntaron algo, cuando llegamos a fondo de la cueva, pese a la intervención de limpieza, detectamos unos enormes tubos rojos, que afeaban bastante.


Un detalle curioso es que entre los usos que ha tenido, uno de ellos ha sido de “Muladar”, las cámaras fotográficas destellaban con su flases iluminado la cueva. Al salir tuvimos la primera despedida, se volvían al pueblo cuatro componentes de la excursión, ellos a lo suyo andar y mas andar.


Bueno eran casi las 13 horas y nos esperaba una estupenda paella en el bar, que por cierto ahora lo regenta Agustín Albiol y familia, dos componentes también se despidieron, pues tenían obligaciones, nosotros, los 25 que quedamos a degustar la comida, en un fenomenal ambiente.

Antes de comer estuvimos hablando con el alcalde de Sacañet, Miguel Gámiz Gámiz, al cual agradecimos las facilidades que nos había dado para el acceso a la cueva, desde aquí queremos manifestar nuestro agradecimiento.

Llego la hora de la vuelta, así después de la estupenda comida, se emprendió el camino de regreso. El relato de la vuelta se lo dejo para que otro participante disfrute transmitiendo sus experiencias.



Rafa Casaña


TERCER TRAMO (RUTA DEL GALLIPATO)

VIERNES 11 DE DICIEMBRE DE 2009







Como estaba programado, el día seis de Diciembre (celebración de la Constitución Española) a las 9h. de la mañana, van apareciendo en el lugar de costumbre (Plaza de S. Agustín), componentes de la ACLA y amigos para realizar la tercera etapa de la llamada ruta del gallipato.

Hacía una mañana que no era propia del mes que nos encontrábamos, sol radiante, sin viento, así que después de la fotografía de rigor para inmortalizar el momento, nos disponemos a coger los coches que nos llevarían a la balsa de La Pedrosa.

Allí, Pilar y Miguel se volvieron, ella para acudir a recogernos en La Balsilla, y él porque está convaleciente de una operación.


Dada la temporada en la que nos encontramos, (campaña de la oliva) nuestros expertos en senderismo no han podido acudir, así que toma el mando de las operaciones el suplente Rafa, al que tengo que felicitar por lo bien preparado que lo tenía todo.

Después de coger las mochilas con el avituallamiento, así como los bastones, comenzamos la ruta desde la ya citada balsa para ir en busca del barranco de S. Antón, donde vamos observando que todavía queda algo de humedad en el monte.




En el momento de la bajada tenemos un momento de confusión, por culpa de un pino caído que tapa la senda, se soluciona y seguimos hasta la caseta de Rivas.

Nos detenemos un momento en la clocha, (todavía con agua) para ver si era frecuentada por algún bicho.

Al llegar un poco más adelante, teníamos que desviarnos a la derecha, y allí aparecen las marcas que habían dejado nuestros técnicos para que no nos perdiésemos.

Ese trozo es de subida y vemos que tenemos que mejorarlo un poco, no está tan frecuentado como el que hemos dejado.

Cumpliendo con el horario de la organización, nos detenemos a almorzar en el Navajo del Poderoso, donde damos buena cuenta de las provisiones y después de una pequeña tertulia nos disponemos a seguir la marcha.

A los diez minutos, es cuando tenemos la agradable sorpresa de una liebre, lo bueno fue que lo vieron todos, era un sitio bastante limpio de maleza y yo hice de perro y la saqué de la mata donde se encontraba, y nuestro apicultor la cogió, la enseñó a todos y la volvió a soltar para que siguiese disfrutando de la naturaleza como nosotros, (si tiene suerte y se salva de algún perdigón que le pueda llegar).

De allí nos dirigimos a buscar el corral de los Loncios, aquí también hay un pequeño tramo que debemos mejorar, pero en general nos va gustando más que el otro tramo que hicimos. Vamos saliendo del barranco utilizando el camino de carro existente, hasta aparecer en la esquina de un vallado que han realizado hace poco tiempo.



Bordeando y esquivando todo aquello que me va recordando las praderas del oeste americano, aparecemos en el Collado Herrero, para ir buscando el Corral Blanco y descender hasta la Tejería, y allí ya estaba Pilar esperándonos para recogernos a los conductores, y mientras el resto del grupo visitaba los restos y recibía las explicaciones del historiador Alcaide, nosotros volvimos a por los coches para recogerlos y regresar todos juntos hacia el pueblo. Tomamos el refresco de rigor en el hogar del jubilado, comentando detalles del tramo realizado, para así tener mejor información para la realización de su marcaje en una próxima salida que realizaremos el próximo año.


Para finalizar, deciros que tuvimos la agradable sorpresa de unos amigos míos que venían desde Alicante y no se lo quisieron perder, animándonos a que sigamos en todos los proyectos que tenemos en marcha, pues si lo cuidamos y sabemos mantener todo nuestro patrimonio,( cultural, etnológico, arquitectónico, etc.) seguro que los que vayan viniendo detrás lo agradecerán.


SERAFIN MARTINEZ MARZ (A.C.L.A.)

SENDERO PR-105 RECUPERADO

MARTES 13 DE OCTUBRE DE 2009




¡SENDERO PR-105 RECUPERADO!




El pasado domingo terminamos de remarcar el sendero PR-105, el único sendero homologado que tiene Alcublas. Este sendero se divide principalmente en dos tramos: Cueva Sabuquera–Ermita de San Agustín y Parque de la Rambilla- Los Molinos. Con el paso de los años, el sendero se había deteriorado mucho y las señales horizontales de pintura que había sobre el terreno habían perdido el color y algunas, incluso, se habían borrado.


Antes del verano procedimos al remarcado del tramo que va desde Los Molinos al Parque de la Ramblilla y también, gracias a la colaboración de un grupo de alumnos de la Universidad, se procedió a remarcar el tramo que discurre entre la Cueva Sabuquera y el Corral de los Silvinos. Sólo quedaba remarcar el tramo que iba desde El Corral de los Silvinos hasta la Ermita de San Agustín para poder ver finalizado este proyecto.
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A las 9,00 horas de la mañana del pasado domingo en la Plaza de San Agustín, ya había un grupo de personas dispuestas a disfrutar de ese día tan espléndido que había salido y también a coger pintura y brocha para volver a darle color al sendero. Nos dividimos en dos grupos: uno comenzó la tarea en la Ermita de San Agustín y otro en el Corral de los Silvinos. Este último, tuvo una tarea añadida, ya que a parte de pintar tuvieron que coger la azada para poder quitar el matorral que con los años había invadido parte de la antigua senda.
















A las 11,00 horas paramos para almorzar en un lugar con vistas privilegiadas: El Corral de los Silvinos. Desde allí pudimos contemplar el mar a lo lejos e incluso pudimos divisar un enorme barco que estaba anclado en las aguas. Una vez habíamos repuesto las fuerzas, proseguimos la tarea hacia abajo para remarcar un tramo que habíamos dejado para el final. Mientras bajábamos por las Cañadillas, nos cruzamos con dos senderistas subiendo hacia el Corral. Les preguntamos si habían seguido nuestras marcas y nos dijeron que sí, así que nos alegramos mucho de que nuestro trabajo empezara a dar sus frutos tan pronto.
Finalmente, como sobró tiempo, un grupo tomó la dirección a la Mena para comenzar a marcar una ruta alternativa al sendero original. Está previsto que esta ruta alternativa empiece en la Ermita de San Agustín y termine en el puente de la Rambilla, para enlazar con el tramo que va desde el Parque de la Rambilla a Los Molinos. Esta nueva ruta se puede considerar un atajo a la ruta original, ya que en esta última para poder llegar a Los Molinos había que bajar hasta el Parque de la Rambilla y seguir por el barranco hacia el puente de la Ramblilla. Con la nueva ruta, el senderista podrá elegir entre las dos alternativas. Cuando se termine de señalizar se comunicará a la Federación Valenciana de Deportes de Montaña, para que la incluyan junto al recorrido original.
Ahora sólo queda que el Ayuntamiento de Alcublas coloque dos postes de madera en dos lugares en los que es necesaria la señalización vertical para poder dar por terminada la tarea de recuperación del sendero PR-105. Esta ruta puede considerarse la más importante de Alcublas ya que, además de las fantásticas vistas que nos ofrece su recorrido, el sendero discurre por nuestro único Paraje Natural, por una de nuestras Reservas de Fauna (La Balsa Silvestre) y por antiguos vestigios de nuestra historia, como son: los ventisqueros, las carrilás, las caleras y los conocidos Molinos. Estamos muy contentos de haber colaborado en su recuperación.


¡Muchas gracias a todos los que de manera desinteresada han participado!